A la gran mayoría de emprendedores les suele atrapar esa extraña e intensa sensación de soledad básicamente en dos momentos cruciales de su aventura. El primero es al inicio, una vez que el proyecto y su modelo de negocio están definidos, todo parece brillante y, de repente, surge el duendecillo que hace la pregunta: ¿y ahora qué?
Otro de los momentos, donde nos encontramos con la misma pregunta, es al final del proyecto, especialmente si algo, o todo, no ha salido bien. Pero, olvidemos esta última situación y vamos a pensar en la mejor estrategia para lanzar el proyecto al mercado.
Mucho antes que iniciar la búsqueda de financiación, que a día de hoy es más fácil encontrar el Santo Grial, es necesario tener claro que el proyecto que estamos iniciando es válido, que tiene un sentido en el mercado, es decir resolvemos la pregunta “¿para qué vale?”. Y además, debemos dejar claro su factor diferencial y competitivo poniendo así en valor el proyecto y todo su conjunto.
¿A qué me estoy refiriendo? Algo tan sencillo como preguntar. ¿A quién? A los principales expertos, aquellas personas que mejor conocen vuestro mercado objetivo y son capaces de valorar el encaje de vuestra idea o proyecto, que verán las ventajas y desventajas y que además os pueden ayudar a mejorar vuestro planteamiento de salida.
¿A quién buscar? Buena pregunta. Uno de los trabajos más meticulosos deberá ser la creación y selección de aquellos perfiles necesarios para poder extraer la mejor información y credibilidad para vuestro proyecto. Los perfiles elegidos deberían permitiros recorrer vuestra propuesta y detectar aquellos puntos negros que hasta el momento no se habían considerado.
Los perfiles suelen ser muy distintos para cada uno de los sectores y/o mercados, y debería ser un factor de análisis al diseñar la estrategia de lanzamiento. Un denominador común es ir con mucho cuidado si presentáis el proyecto a grandes multinacionales con gran capacidad de innovación. En estos casos es fácil que, una vez firmados acuerdos leoninos y entregada ingentes cantidades de información, en la mayoría de los casos perderéis mucho tiempo para nada o, incluso, el propio proyecto.
¿Cómo hacerles participar? Para dotar de valor añadido al proyecto, es muy interesante involucrar en el mismo a aquellos expertos en los que os habéis apoyado para validarlo. Son múltiples las formas de conseguir su participación. Crear un “consejo consultivo” donde podamos darles visibilidad y nos sirva de referencia para “avalar” con su experiencia y reputación el proyecto puede ser más que suficiente. Siempre podéis ir a largas negociaciones para participar en la empresa, porcentajes, etc., pero dependerá, como decía anteriormente, de cada tipo de perfil y cultura de mercado.
Conseguido este objetivo, habréis conseguido dos puntos fundamentales: evaluar vuestro proyecto (para bien o para mal) y añadirle valor y experiencia. Sin duda, habréis reforzado vuestra propia seguridad y seréis capaces de abordar las siguientes metas con la tranquilidad de tener una buena solución para mercado al que vayáis dirigidos.
Y ahora … hay que convertirlo en negocio.